Todos iniciamos nuestra andadura como un saco de huesos perdido en algún lugar del desierto, un esqueleto desmontado, oculto bajo la arena.
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Nuestra misión es recuperar las distintas piezas.
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Un proceso muy minucioso que conviene llevar a cabo cuando las sombras son apropiadas, pues hay que buscar mucho.
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La Loba nos enseña lo que tenemos que buscar, la fuerza indestructible de la vida, los huesos.
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La tarea de La Loba se podría considerar un cuento milagro, pues nos muestra lo que puede ser beneficioso para el alma.
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Es un cuento de resurrección acerca de la conexión subterránea con la Mujer Salvaje.
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Nos promete que, si cantamos la canción, podremos conjurar los restos psíquicos del alma salvaje y devolverle su forma vital por medio de nuestro canto.
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La Loba canta sobre los huesos que ha recogido.
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Cantar significa utilizar la voz del alma.
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Significa decir la verdad acerca del propio Poder y la propia necesidad, infundir alma a lo que está enfermo o necesita recuperarse.
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Y eso se hace descendiendo a las mayores profundidades del amor y del sentimiento hasta conseguir que el deseo de relación con el Yo salvaje se desborde para poder hablar con la propia alma desde este estado de ánimo.
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Eso es cantar sobre los huesos.
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No podemos cometer el error de intentar obtener de un amante este gran sentimiento de amor, pues el esfuerzo femenino de descubrir y cantar el himno de la creación es una tarea solitaria, una tarea que se cumple en el desierto de la psique.