Hay una figura que se envuelve sobre sí misma,
hace un arco hacia atrás, hacia adelante,
gira en todos los sentidos,
alcanza con la punta de sus dedos un nube,
se desliza por el suelo,
trepa en caminos empinados,
se contorsiona por el placer del movimiento
y hasta vuela en algunos saltos,
tan sólo,
apenas,
desde una columna vertebral
que está despierta.
E S P I R A L E S... El camino en espiral nos descubre un paisaje distinto cada vez. Estos trabajos corporales, que buscan desarrollar la sensibilidad y la conciencia corporal, nos invitan a
tocarnos,
a conectarnos con las sensaciones de la piel,
a observar los recorridos de los movimientos,
con la intención de afinar nuestro receptores de la percepción de las pequeñas diferencias.
Contactarnos con las sensaciones, tocar un mismo lugar del cuerpo infinidad de veces,
repetir movimientos,
se trasforman siempre en algo nuevo.
Cada espiral nos interroga:
¿quién voy siendo en esta travesía por el cuerpo?.
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Del libro pensamiento corporal de Susana Kesselman ✨.